En los últimos años, el comercio
internacional ha experimentado una transformación profunda. Ya no basta con
ofrecer un buen precio o cumplir con tiempos de entrega: los consumidores, los
gobiernos y los grandes compradores exigen prácticas responsables con el medio
ambiente y socialmente justas. En este nuevo escenario, la sostenibilidad y
el comercio justo se han convertido en pilares estratégicos para
cualquier empresa que aspire a crecer en los mercados globales.
La nueva demanda: productos sostenibles
El consumidor global ha evolucionado. Hoy,
busca productos que no solo sean funcionales, sino que también respeten al
planeta y a las personas. Este cambio de mentalidad ha empujado a las empresas
exportadoras a revisar cada eslabón de su cadena de valor.
Adaptarse implica:
Garantizar transparencia en los procesos de
producción y el origen de los insumos.
Reducir la huella ambiental,
invirtiendo en eficiencia energética y materiales biodegradables.
Establecer relaciones más éticas y equitativas
con los proveedores, especialmente en países en desarrollo.
Quienes se anticipan a esta tendencia logran
acceder a nuevos nichos de mercado, mejorar su reputación y, en muchos casos,
aumentar su rentabilidad.
Certificaciones que abren puertas
Una de las maneras más efectivas de demostrar
compromiso con la sostenibilidad es obtener certificaciones reconocidas
internacionalmente. Estas no solo son un aval de buenas prácticas, sino que, en
muchos casos, son requisitos de entrada a mercados exigentes.
Entre las más relevantes se encuentran:
Fair Trade (Comercio Justo):
garantiza condiciones laborales dignas y precios justos para productores.
Rainforest Alliance:
promueve prácticas agrícolas sostenibles, protección de bosques y bienestar
laboral.
B Corp: reconoce a empresas que equilibran propósito
y beneficio.
ISO 14001: sistema de gestión ambiental
aplicable a organizaciones de todos los tamaños.
Certificaciones de huella de carbono:
fundamentales para exportar a la UE y mercados conscientes del impacto
climático.
Contar con estas certificaciones demuestra
compromiso, profesionalismo y abre las puertas de distribuidores, supermercados
y plataformas de e-commerce sostenibles.
El impacto de regulaciones como el CBAM de la
UE
La Unión Europea ha dado un paso firme en su
lucha contra el cambio climático con la implementación del Mecanismo de Ajuste
en Frontera por Carbono (CBAM). Esta medida afecta a exportadores de productos
como acero, cemento, aluminio y fertilizantes, quienes deberán pagar un
impuesto basado en la cantidad de carbono emitida en su proceso de producción.
¿Qué significa esto para los exportadores?
Se exige medición y reporte de emisiones de
gases de efecto invernadero.
Las empresas que no cumplan enfrentarán costos
adicionales o incluso perderán competitividad.
Impulsa la urgencia de transformar los
procesos productivos hacia modelos más limpios y eficientes.
Y no se trata solo de Europa. Cada vez más
países incorporan normas similares, por lo que prepararse es clave para
mantener acceso a los principales mercados.
Nearshoring y friend-shoring con enfoque sostenible
Las disrupciones logísticas y tensiones geopolíticas
han impulsado estrategias como el nearshoring (acercar la producción al
mercado destino) y el friend-shoring (producir en países aliados).
Pero ¿cómo se aplican estas estrategias con un
enfoque de sostenibilidad?
Reduciendo emisiones de transporte, al
fabricar más cerca del consumidor.
Aprovechando alianzas regionales con
estándares ambientales compartidos.
Fortaleciendo la infraestructura verde en
países receptores de inversión.
Creando empleos dignos y responsables en zonas estratégicas de América Latina, Asia o África.
Las empresas que integren la sostenibilidad y
el comercio justo en su estrategia no solo responderán a una exigencia ética,
sino que también se posicionarán mejor en un entorno comercial cada vez más
regulado, informado y competitivo.
Hoy más que nunca, exportar con conciencia es exportar
con visión de futuro.
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