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Brexit: Qué pasa con el Reino Unido y la Unión Europea


                                                  Imagen de Oldiefan en Pixabay 

¿Qué es el Brexit? 

El Brexit (un neologismo formado a partir de los términos ingleses "Britain" y "Exit") es la salida del Reino Unido de la Unión Europea después de más de 40 años de membresía.

Lo decidieron así los ciudadanos en un referéndum celebrado el 23 de junio de 2016, tras una campaña llena de mentiras. El entonces primer ministro David Cameron, conservador, buscaba soldar las fracturas en su partido político.

¿Cuándo es el Brexit?

El gobierno británico envió a la Comisión Europea la notificación de su salida del bloque el 29 de marzo de 2017.

Esa misiva abrió un período de 2 años para negociar al menos los términos del divorcio y qué forma tendría la relación futura entre el Reino Unido y la Unión Europea.

Este 2019 el Reino Unido saldrá de la Unión Europea y así dejará de ser parte de más de 700 acuerdos y tratados internacionales de los que es parte como miembro.

El período transitorio

Pese a la retórica nacionalista de los más acérrimos partidarios del Brexit, el gobierno británico reconoció poco después de iniciar la negociación que 2 años eran insuficientes.

Londres pidió entonces un período transitorio para poder negociar la relación futura. Bruselas admitió ese pedido y decidió que esa transición duraría desde el 29 de marzo de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2020.  24 meses, a todas luces insuficiente para negociar un tratado de libre comercio viendo los antecedentes europeos en este tipo de conversaciones: para acuerdos mucho menos ambiciosos Canadá necesitó 7 años, Colombia 5, Japón 6 y el Mercosur negocia desde hace 18 años.

¿Qué está acordado?

Londres y Bruselas consiguieron pactar rápidamente 2 de los 3 asuntos más importantes del acuerdo de divorcio.

La plata: el Reino Unido deberá pagar a la Unión Europea una factura de salida que estará entre 50.000 y 60.000 millones de euros para cumplir con sus compromisos adquiridos durante su membresía.

Londres deberá pagar en 2019 y 2020 su aporte al club (unos 7.000 millones de euros netos anuales) y asumirá el 13% de los pagos pendientes por la Unión Europea sobre un total de 239.000 millones.

El gobierno británico deberá pagar durante décadas su parte de las pensiones de jubilación de miles de empleados de las instituciones europeas. A cambio, el Banco Central Europeo le devolverá 55 millones de euros y el Banco Europeo de Inversiones, unos 3.500 millones de euros.

El segundo pacto se refiere a los 3,2 millones de europeos residentes en el Reino Unido y al poco más de un millón de británicos residentes en el continente.

Esas personas mantendrán los derechos de los que gozan actualmente, sobre todo en lo que se refiere a derechos de residencia, trabajo, estudios, reunificación familiar y asistencia sanitaria.

Quienes ya viven en el Reino Unido e incluso quienes lleguen antes del 31 de diciembre de 2020 conservarán esos derechos.

Muchos europeos residentes en el Reino Unido no lo consideran una garantía suficiente y los datos muestran que muchos están empezando a abandonar el país.

La frontera norirlandesa

Entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte no existe una frontera física ni controles de aduanas. Bruselas y Londres se comprometieron desde el año pasado a que esa situación no cambiara porque sería un duro golpe económico para la isla y además pondría en peligro los acuerdos de paz que acabaron en 1999 con el terrorismo norirlandés.

Si el compromiso era claro, cómo hacerlo estuvo siempre cubierto de brumas. Y Londres nunca propuso una solución viable.

Ante ese escenario, la Comisión Europea dio 2 opciones. La primera: que Irlanda del Norte (territorio del Reino Unido) continúe al menos en la unión aduanera europea, donde están por ejemplo países que no son miembros del bloque como Turquía.

Eso evitaba levantar una frontera, pero obligaba a controles fronterizos y aduaneros “dentro” del Reino Unido para separar a Irlanda del Norte del resto del Reino Unido.

Londres lo rechazó de plano porque amenazaba su integridad territorial: esa solución echaba a Irlanda del Norte en los brazos de la República de Irlanda. La alternativa, a punto de aprobarse, consiste en que el Reino Unido continúe en la unión aduanera europea. De sus actuales derechos como Estado miembro de la UE sólo conservaría el de exportar al continente sin aranceles ni cuotas.

A cambio, Londres debe mantener sus normas comerciales y regulatorias alineadas a las europeas y no puede firmar acuerdos comerciales con terceros países.

Esa membresía británica a la unión aduanera europea es teóricamente temporal hasta que se firme un tratado de libre comercio. Pero nadie duda en Bruselas de que en la práctica se trata de mantener a los británicos ahí, indefinidamente.

¿Qué pasa si no hay acuerdo?

Si alguna de las partes rechaza el acuerdo recién pactado, el Brexit se hará abruptamente.  Así, Londres perdería el 29 de marzo próximo su acceso al mercado europeo y el comercio entre los británicos y el resto de europeos pasaría a regularse por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Tras más de 40 años de libre comercio, ese salto atrás provocaría, según concuerdan todos los análisis desde hace meses, el destrozo de la economía británica.

La Comisión Europea presentó este martes un texto que intenta adelantar una serie de medidas para que los europeos sufran lo menos posible esa ruptura. Se trata de garantizar que el sector financiero siga funcionando (la City londinense es la primera plaza financiera del planeta), el tránsito por aduanas (que se ralentizará), el transporte aéreo (sin acuerdo, se suspenderían las conexiones entre el Reino Unido y el resto de Europa), el comercio -con aranceles- de productos agroalimentarios, la transferencia de datos y hasta las conexiones energéticas.

Las consecuencias para el Reino Unido

Los análisis publicados hasta ahora muestran escenarios muy diferentes, aunque coinciden en el descalabro económico.

Como adelanto, decenas de multinacionales han informado a Londres que suspenderán sus inversiones y hasta se trasladarán al continente europeo en caso de una salida sin acuerdos.

El mayor banco de inversiones del planeta, JP Morgan, ya anunció que su fondo más grande (que supera los 250.000 millones de euros) se trasladará a la ciudad alemana de Frankfurt.

Un símbolo británico como British Airways intenta en estas semanas que la Comisión Europea la considere como empresa española (se fusionó con Iberia en el grupo AIG) para seguir volando por Europa.

El 49% de las exportaciones británicas va a los otros 27 países del bloque. Sólo el 6% de las exportaciones de esos países va al Reino Unido.

Las consecuencias para la Unión Europea

El Brexit es el primer paso atrás en la construcción política de Europa que consiguió acabar con medio siglo de guerras que ensangrentaron al mundo. Por primera vez la UE pierde a un miembro. Y no uno cualquiera.

El Reino Unido está entre las primeras 10 economías del planeta, es uno de los pocos países del mundo con arsenal militar nuclear y tiene asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La UE pierde a un contribuyente neto a su presupuesto y a unos 60 millones de personas para quedarse con poco menos de 450 millones.

Será una Unión Europea más pequeña, pero, como apuntan desde hace años dirigentes políticos y analistas del continente, también más coherente y más sólida porque Londres fue tradicionalmente la capital que ponía obstáculos a muchas iniciativas del bloque.

¿Qué se viene?

Con el visto bueno del gobierno británico al documento pactado el martes, se abre un mes de aprobaciones.

Los embajadores de los otros 27 países del bloque ratificarán el texto para que pase la próxima semana a los cancilleres.

Los jefes de Estado y de Gobierno lo aprobarán definitivamente en una cumbre extraordinaria, posiblemente el 25 de noviembre. A partir de entonces debe votarlo el Parlamento Europeo (no se esperan problemas) y llegará el gran escollo a mediados de diciembre: la aprobación por parte de un Parlamento británico muy dividido, donde los opositores podrían sumar una heterodoxa mayoría uniendo a laboristas, nacionalistas escoceses y la parte más nacionalista del Partido Conservador.

¿El Brexit es irreversible?

Dice un refrán que sólo la muerte y los impuestos son irreversibles. Cualquier futuro gobierno del Reino Unido podría pedir su regreso a la Unión Europea, que la entidad estudiará encantada, pero impondrá condiciones. Como dijo un diplomático francés a un grupo de periodistas en Bruselas, hace unos meses: “El Brexit es un proceso de 30 años: 10 para salir, 10 para darse cuenta del error y 10 para volver a entrar”. 

Articulo tomado de https://www.clarin.com/mundo/

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