Buenos días amigos 😊!!
Que lindo
se siente compartir este interesante artículo, publicado freshplaza.es,
acerca de lo que piensa Adolfo Pérez, un premio Nobel de la Paz.
El premio Nobel de la Paz (1980),
Adolfo Pérez Esquivel, cree que la “agroecología es una posibilidad de cambio,
de encontrar otros caminos antes de que sea tarde”, en referencia a los efectos
de la deforestación o
pérdida de recursos y una respuesta a los monocultivos que
“quiebran la biodiversidad”.
“Hay que
pensar en reestablecer el equilibrio entre el ser humano y la madre naturaleza,
porque cuando quebramos ese equilibrio viene la violencia estructural, social y
política” y es un desafío iniciar el cambio y repensar el actual modelo de
producción de alimentos, ha añadido el premio
Nobel de la Paz.
Aunque
los intereses políticos y económicos no tienen voluntad de cambio, ha recordado
que los gobiernos gastan más en armas que en alimentos, la “indignación”
propicia el cambio, tras lo que ha aludido al lema de los estudiantes del 68:
“Seamos realistas, pidamos lo imposible”, porque “si tomamos conciencia ese
imposible es posible”.
Pérez
Esquivel realizó estas declaraciones a Efeagro tras su reciente conferencia
magistral en Madrid en el
marco de la II Jornada de Agricultura Sostenible y Cooperación al Desarrollo
–“Aportaciones de la Agroecología al Desarrollo Rural y a la Cooperación
Internacional”–, organizada por la FAO, VSF
Justicia Alimentaria Global y Cerai.
Agroecología, aprender a rever lo que
comemos
Adolfo
Pérez Esquivel también ha pedido a los consumidores
que
reaccionen y que hagan “conciencia crítica”, que hagan frente a la “propaganda
que te vende los productos, sin saber cuál es el contenido” y ha puesto en
valor la agroecología para enseñar a la sociedad, a las familias, a “rever”, a
examinar, analizar con espíritu
crítico aquello que comemos. “Porque lo que entra en el cuerpo si es sano
vamos a estar sanos, si no es sano, vamos a enfermar (…) El aumento del cáncer en el mundo no es casual”,
ha asegurado.
Ante un
auditorio cautivado por sus palabras, el premio
Nobel ha señalado que hay que hacer frente a la especulación financiera de
las tierras agrícolas, al poder de las grandes multinacionales, al modelo agrario basado
en monocultivos que destruyen la biodiversidad, que abusa de los agroquímicos y
que confunde explotación con desarrollo y que contribuye a la desertificación y
al cambio climático.
El
desafío está, ha señalado en apostar por un modelo que pueda contrarrestar
estos efectos y “recuperar
la capacidad de la vida, porque podemos vivir sin petróleo, oro o plata, pero
no sin agua”. Ha aludido a la agroecología y a la necesidad de
formar y educar en sus principios, en la diversidad, para contrarrestar los
efectos de una agricultura basada en grandes extensiones de monocultivos que
expulsa de sus tierras a los pequeños campesinos.
Agricultores
que tratan a la tierra con respeto y no como si fueran sus dueños, porque los
recursos naturales son finitos y hay que cuidarlos, por lo que ha abogado por “repensar
el modelo de producción, que no
puede estar basado en la especulación financiera”, la producción tiene que ser
acorde con la necesidad de la vida de pueblos, no con la especulación
financiera, ha remarcado.
Porque la
soberanía alimentaria debe estar en manos de los pequeños agricultores y no de
las grandes corporaciones, de ahí que cifre su esperanza en la “formación
agroecológica” para comenzar a pensar de otra manera, porque la agricultura no
sólo es cultivar la tierra, hay que verla como un todo, porque influye en la
economía, tiene repercusiones en la sociedad y en la política, con importantes
consecuencias medioambientales. Y ha
advertido: “El monocultivo más peligroso es el de las mentes”.
Fuente:
Efeagro
Fecha de
publicación: 31/10/2016
Comentarios
Publicar un comentario