Comerciantes haitianos y dominicanos, “única isla del mundo que comparte dos naciones”, se oponen a la dura medida, ya que incrementa más pobreza y miseria, afectando su medio de sobrevivencia, la alimentación, la economía y el desempleo.
La
situación actual de Haití y República Dominicana, como resultado del bloqueo o prohibición de la importación terrestre de
23 productos, resulta lamentable
para ambas naciones, sobre todo para la clase pobre de Haití que se beneficia
del Mercado
Binacional, donde compran, vende y
realiza trueque comercial.
Tuve
la oportunidad de visitar el mercado realizado en la Frontera de
Haití por Dajabón; los
intercambios de mercancías se realizan 2 días a la semana, allá presencié como se
lleva a cabo el comercio de exportación e importación. Entre otras cosas, puede apreciar que unas de
las debilidades del comerciante o exportador dominicano es que no domina en su
totalidad el idioma de Haití,
desventaja percibida a la hora de negociar con su comprador.
Los
dos países se benefician del comercio exterior Dominico Haitiano, realizado
tanto formal como informal. Cabe decir, que después del terremoto
en Haití, los negocios y los emprendedores hacia y desde, han crecido considerablemente; los datos estadísticos
por las ventas se han duplicado; afianzándose Haití como el socio
comercial más cercano y de más acción
de la República Dominicana.
Se
ha calculado que por negocios de ventas se genera más de 2 mil millones al año. Recordemos
que a mediado del 2013 el pueblo haitiano también impuso una prohibición
a la importación de huevos y pollos procedentes de las empresas dominicanas. En ese
entonces yo la llamé una medida no arancelaria.
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